dijous, 14 de juliol del 2011

A vueltas con la competencia digital de los docentes: Jordi Adell

jordi adell - ed & tecAunque parezca evidente, mucha gente, incluso profesionales de la educación, hablan y actúan como si para usar las tecnologías de la información y la comunicación como docentes bastara con saber algo de informática, la que se aprende usando Facebook y el Word, y poco más. Quizá sea porque las han usado poco ellos mismos/as en su práctica profesional. No es extraño oir discursos en la línea de que los jóvenes que llegan a la universidad para formarse como docentes ya poseen la competencia digital y, por tanto, no hace falta incluir ninguna asignatura, módulo, contenido, actividad, etc. específicos. Pues miren, no basta. Ni de lejos. ¿Quieren un ejemplo? Piensen en la diferencia entre “saber usar el PowerPoint” y “saber hacer una buena presentación” o entre “usar Facebook” y “saber crear y dinamizar una comunidad de aprendizaje apoyada en una red social” o entre “crear una página web” y “diseñar una actividad didáctica con TIC” o entre “crear un blog” y “crear y mantener un blog de aula”. Y si hablamos de actitudes, las diferencias son aún más grandes. Por traer aquí solo un par de ideas que cito a menudo: actuar como si la escuela fuera una isla o un nodo de una red o tener la capacidad de seguir aprendiendo y desarrollándote profesionalmente enriqueciendo tu propio PLE o, en plan macro, diseñar un plan TIC para un centro y saber dinamizarlo y hacer el seguimiento correspondiente. Y todo esto no son competencias, son solo concreciones muy específicas (y temporales) de competencias más genéricas. ¿Convencidos?
El objetivo, por tanto, es que los/las futuros docentes posean la “competencia digital docente” y no solo la competencia “tratamiento de la información competencia digital” básica, la de todo ciudadano/a que define la legislación vigente sobre enseñanzas mínimas en los niveles obligatorios. ¿”Competencia digital docente”? ¿Usar el PowerPoint y la pizarra digital para enseñar? Bastante más que eso.
¿Quieren saber de qué va todo eso de la competencia digital docente que debería desarrollarse en la formación inicial de los docentes de todos los niveles, incluidos los universitarios (si alguna vez existiera o existiese)? Pues lo primero que deberíamos tener en cuenta es que se trata de un campo en desarrollo, un conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes cambiantes en respuesta al rápido desarrollo de las TIC y del uso que de ellas hacen los jóvenes y no tan jóvenes en nuestra sociedad. Un ejemplo: cualquier investigación o publicación sobre la competencia digital docente de más de cuatro o cinco años es muy raro que incluya el problema de la privacidad en las redes sociales o la “ciudadanía digital”, los derechos y deberes que tenemos en ese nuevo espacio de convivencia. Pero hoy, con el 90% de los adolescentes usuarios habituales de las redes sociales es impensable que un docente no posea formación sobre cómo actuar en este sentido. Claro que también podemos pensar que eso es cuestión de la familia y que los adolescentes deben dejar fuera del centro educativo sus relaciones en las redes sociales, los móviles, etc. y concentrarse únicamente en el currículum. Pero es de completos ilusos. También podríamos pedir que se dejen las hormonas en casa, pero eso no va a pasar. Pues lo otro tampoco. Mejor estar preparados y tener formación y criterios. Es más,  deberíamos ir un poco más lejos y plantearnos cómo podemos usarlas con fines educativos. El riesgo que corremos si ignoramos todo esto es acrecentar la brecha entre la vida (el hogar y la calle)  y la escuela, que ya empieza a ser demasiado grande. El riesgo real es que la educación formal alcance algún día el 100% de irrelevancia social, económica y ciudadana. Y ya vamos por un buen porcentaje.

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